domingo, 17 de febrero de 2013

ALREDEDOR DEL TAJO ABIERTO

Era domingo por la tarde, el sol brillaba en la calle y abrigaba el ambiente, mientras que en la casa el frío no dejaba reposar. Aburrido y sin mucho que hacer, decidí recorrer las calles de Cerro de Pasco. Salí de casa y bajé por la Av. Bolívar, entonces de pronto decidí recorrer toda la ciudad alrededor del tajo abierto Raúl Rojas; tenía la ventaja del clima y además quería saber cuánto tiempo me tomaría dar la vuelta a este inmenso hoyo, asentado al centro de la ciudad. Aún recuerdo el tiempo que me tomó el recorrido: una hora y cinco minutos, quise hacer el trayecto en el menor tiempo posible; llegué a casa exhausto, sudoroso, pero satisfecho de haber culminado ese reto que me había planteado. Ello sucedió en noviembre de 2006.

Desde entonces realicé dos veces más el mismo recorrido. En la segunda ocasión lo realicé acompañado de mi hermano, sin ningún apuro y tomando algunas fotografías durante el trayecto. Aquella ocasión nos tomó poco más de dos horas recorrer los cinco mil novecientos metros que abarca el perímetro del tajo.

En mi tercer recorrido quise dejar registrado la travesía, es así que armado de mi cámara Kodak, de unas zapatillas ligeras y de la esperanza de que el clima me ayude, realicé el trayecto alrededor del tajo Raúl Rojas, registrando a cada diez segundos las calles, las viviendas, las personas que diariamente recorren lo que el ex alcalde –ahora congresista- Tito Valle denominó el Anillo Vial.

Aquel diez de marzo de 2012, el cielo estaba nublado y a lo lejos se observaba que las nubes grises amenazaban con descargar una lluvia torrencial, la que gracias a los vientos con dirección norte-sur hicieron que la tormenta se alejara de la ciudad. El trayecto inició a las 9:26 y como en los anteriores dos recorridos, lo realicé dirigiéndome primero hacia Paragsha, para luego llegar a Chaupimarca y concluir la travesía en San Juan Pampa.

Al bajar por la Av. Bolívar, uno aprecia a los costados de la vía las áreas verdes con árboles de quinuales y kolles, de un promedio de dos metros de alto, sembrados durante la gestión edil de la señora Amanda López Gamarra, ex alcaldesa de Yanacancha. En esta época del año, los kolles tienen pequeñas florecillas de color amarillo naranja que resaltan su atractivo.

Flor de kolle

Al recorrer la avenida Bolívar, uno cruza los campamentos mineros de propiedad de la empresa Cerro S.A.C., subsidiaria de Volcan, anteriormente administrada por Centromin Perú. Campamentos como la Residencia de Empleados y de Obreros o la Multifamiliar, albergan aún hoy a los trabajadores que diariamente se dirigen a su centro de labores, ya sea interior mina, planta o superficie.

Al concluir la avenida Bolívar, se llega a la avenida El Minero y a la Asociación de Viviendas 27 de Noviembre. Una vez que se ha recorrido todo el barrio de 27 de Noviembre, se observa hacia el oeste una enorme desmontera: Rumiallana. Es el único punto en toda la ciudad donde por una vía (la avenida El Minero) transitan vehículos livianos, buses, camiones; y por la vía perpendicular a ésta circulaban los enormes Lectra Haul -camiones de capacidad mayor a 100 toneladas- que transportaban el desmonte proveniente del tajo hacia la desmontera Rumiallana- (actualmente debido a la paralización de las operaciones en el tajo ya no se observa el tránsito de estos vehículos).

Al llegar a este punto, uno ya se encuentra en otro distrito: Simón Bolívar de Rancas. El primer barrio en recorrer es el Asentamiento Humano José Carlos Mariátegui, para luego llegar al Centro Poblado Menor de Paragsha, barrio antiguo y con mucha historia, con pobladores creyentes en el señor de Exaltación, con campamentos mineros, con bares y cantinas alrededor del óvalo, en cuyo centro anteriormente se observaba un monumento representado por unas recias manos mineras, oprimidas por cadenas, que sujetaban una antigua lámpara minera; sin embargo hoy se observan unas delgadas y delicadas manos tersas sosteniendo la lámpara, manos que ni se parecen a las de las mujeres cerreñas: frágiles pero trabajadoras, que a diario brindan abrigo a los hijos, soporte al esposo que llega agotado del trabajo, y ayuda para aquel que necesite apoyo.

Óvalo de Paragsha

Después de pasar por el óvalo de Paragsha se toma la vía principal para las instalaciones de la empresa minera Cerro S.A.C., anteriormente Volcan Compañía Minera, y en el recorrido uno puede ver a todos esos hombres ataviados con protectores de cabeza de diversos colores, con overoles naranjas, con botas o zapatos de seguridad, saliendo o ingresando a las instalaciones mineras.

La infraestructura que domina el paisaje en este sector es el pique Lourdes, de color celeste, en donde diariamente traslada a los mineros hacia los socavones y se iza el preciado mineral para su tratamiento en la Planta Concentradora Paragsha.

Luego de dejar atrás el pique Lourdes y después de cruzar a unos metros de la Planta Concentradora San Expedito, se puede llegar al borde del tajo, donde nos separa un cerco perimetral. En este sector uno puede apreciar la inmensidad del tajo, sus casi dos kilómetros de longitud y sus cuatrocientos metros de profundidad. Al dirigirse hacia el barrio de Ayapoto, en el interior del tajo y cubierto parcialmente por una funda plástica color amarillo, se observa una enorme pala de carguío, paralizada quien sabe desde cuándo, oxidándose, detenido en el tiempo.

Pala

Al ingresar y recorrer barrios como Ayapoto, la Docena o Santa Rosa, uno ya se encuentra en el distrito de Chaupimarca, comúnmente llamado “El Centro” de la ciudad. Chaupimarca, distrito que vio nacer a la ciudad cerreña, con sus calles sin un trazo uniforme, con viviendas antiguas de adobe, algunas soportando el paso del tiempo, otras resquebrajándose, otras más derrumbándose y otras muchas devoradas por el tajo. Aquel que ve las fotos antiguas de Cerro de Pasco, verá el antiguo reloj de campana, la plaza Centenario, el antiguo hospital Carrión y otras muchas calles más que se encontraban en este distrito y que en la actualidad ya no existen, han desaparecido debido al crecimiento del tajo.

Al recorrer la calle Marquéz, se observa casas derruidas, basura, desmonte y montículos de chatarra y botellas plásticas que acumulan los recicladores. Concluyendo la calle uno llega a la histórica Plaza Chaupimarca, donde en 1879 los pobladores de la ciudad despidieron a los doscientos veinte valerosos soldados cerreños que se dirigían al sur del Perú, a defender nuestra patria de los chilenos que habían declarado la guerra al país. Esos doscientos veinte valientes hombres conformaron la Heroica Columna Pasco.

La histórica plaza Chaupimarca iba a ser derrumbada en 2010, para dar paso al Plan L, ambicioso proyecto de expansión del tajo abierto Raúl Rojas, que iba a abarcar 11.4 hectáreas del distrito de Chaupimarca. Luego de muchas reuniones entre las autoridades y los representantes de la empresa minera, de altercados entre uno y otro sector, de manifestaciones en contra del proyecto, de marchas por las calles de los trabajadores mineros exigiendo se apruebe el Plan L, finalmente la empresa decidió poner punto final al conflicto y dejó de lado el desarrollo del mentado Plan de expansión. Dos años después de esa decisión, hoy se observa otra problemática que aqueja a los cientos de trabajadores mineros.

Plaza Chaupimarca

Dejando atrás Chaupimarca y bordeando el tajo abierto, uno regresa de nuevo al distrito de Yanacancha, llegando primero al barrio de Yanacancha antigua, donde sobresale la iglesia de la Virgen del Rosario. Continuando con el trayecto, se pasa por las antiguas instalaciones de la escuela Almirante Grau, hoy ya trasladada hacia San Juan Pampa, frente al colegio Columna Pasco.

Hace unos quince años atrás, al costado de esta escuela se encontraban los campamentos mineros de Yanacancha, campamentos de uno y dos pisos que hoy tampoco existen, y donde pasé gran parte de mi infancia.

Al finalizar las instalaciones de la antigua escuela, uno llega al campamento Primero de Mayo, edificios de tres pisos que albergan también a las familias de los trabajadores mineros.

Siguiendo el perímetro del tajo, uno avanza y llega de nuevo a la asociación de vivienda 27 de noviembre, culminando así el recorrido alrededor del tajo abierto.

Tomo de nuevo la avenida Bolívar, esta vez de subida, recorro los últimos metros hasta llegar a mi hogar. Abro la puerta y me siento agotado en el sillón: misión cumplida, el recorrido se ha terminado. La cámara, recalentada y con la batería a punto de agotarse, ha registrado todo el periplo y me siento contento de haberlo realizado. Son las 10:55 de la mañana, una hora y 30 minutos después de haber iniciado el recorrido, descanso sobre el sillón y me hago de nuevo la misma pregunta: ¿cuándo volveré a recorrer esos caminos?

Fueron seis mil ochocientos veinte metros recorridos, doscientas cincuenta y cuatro fotografías realizadas, noventa minutos andados, tres distritos transitados, y todo ello compilado en cuatro minutos de video.

Alrededor del tajo abierto Raúl Rojas–Cerro de Pasco