Fotografía: Eliot Ríos.
Ahh, querido Cerro, con tus calles llenas de nostalgia, con tu pueblo ocupado en sus quehaceres, preocupado en un futuro traslado, cada vez que te visito te extraño más, anhelo aquellos buenos momentos, querido Cerro de Pasco.
Cada vez que te visito siempre me das muchas sorpresas, aunque esta vez fue una sorpresa con un aroma nauseabundo, debido a la indolencia de aquellas autoridades que te gobiernan pero no sólo por culpa de ellos, sino también por tu propio pueblo que se volvió insensible.
Querido Cerro de Pasco, cuando andaba por tus calles añejas hace semanas atrás sentí un olor desagradable, pensé que era algún desagüe roto, de esos comunes en tus vías, pero era más que eso, algo mucho más grande; eras tú Laguna Patarcocha, agonizando de muerte, infectado gravemente, pudriéndote en medio de este pueblo sin que nadie haga nada; pides auxilio pero muy pocos te oyen y los que deben oírte, atenderte, ayudarte, están ocupados, recorriendo las calles cerreñas con pancartas, visitando los medios de comunicación, saludando a tu pueblo, tratando de convencerlos para que sean elegidos como las nuevas autoridades que representen a ese lugar que te cobija pero cuyos habitantes ingratamente te dan la espalda.
Cuando se asentaron en tus orillas Patarcocha, no te miraron, al contrario, te dieron la espalda y empezaron a herirte día a día, año tras año, década tras década. Ahora que agonizas se quejan de ti, algunos quieren rellenarte, otros ni se inmutan, muy pocos velan por ti pero la ayuda es insuficiente, te mueres delante de nuestros ojos querido Patarcocha.
Laguna Patarcocha, no sé cuánto tiempo más podrás soportar esta agonía, necesitas ayuda y en tu pueblo hay varios que te pueden ayudar, pero están ocupados en sus quehaceres cotidianos: la empresa minera, ocupada en la ampliación de su enorme hoyo; el municipio de Pasco, cegado con la fiebre de las elecciones municipales; el Gobierno Regional igual de afiebrado; el Estado Peruano, pues creo que ni sabe que agonizas, es más, ni sabe que existes.
Quisieron colocarte un anillo a tu alrededor para detener tu degradación, pero no se concluyó. Te vierten kilos y kilos de cal, pero ello no detendrá la infección. Agonizas en una época donde es difícil recibir ayuda, tu pueblo también se encuentra con una fiebre que acaba en octubre, pero cuyos estragos aún permanecerán algunos meses más.
Roguemos a nuestro creador que tu pueblo sepa elegir a la persona que pueda ayudarte, que cure tus heridas, que vuelvas a ser la hermosa laguna de tomar, que no sólo sean promesas, que se vuelvan hechos. Sin embargo me hago unas últimas preguntas ¿Será demasiado tarde la ayuda que te puedan brindar esas nuevas autoridades? ¿Te ayudarán esas autoridades? ¿Será mejor acabar contigo, cubriéndote y rellenándote? ¿Tu pueblo se trasladará y te dejará tal como estás ahora? Sólo el tiempo lo dirá, querida Patarcocha.