lunes, 10 de octubre de 2011

LA CRUELDAD CON LOS ANIMALES

Pingüino enjaulado que iba a ser exhibido en un circo en la ciudad de Cerro de Pasco. Fuente: Los Andes.
En pleno auge del imperio romano hubo una construcción que maravilló y aún hoy sigue encantando a todo aquel que lo vea: el gran coliseo romano, lugar donde se ofrecía diversos espectáculos para el pueblo romano y el emperador. Un lugar donde se hizo famosa la lucha de los gladiadores, donde se utilizaban animales como leones o tigres para ser enfrentados a los gladiadores. La gente gozaba con estos espectáculos, sin embargo hoy nos quedaríamos estupefactos al ver en pleno siglo XXI un evento similar. Ver a un hombre enfrentarse a un animal sería revivir aquellos años. Pero han pasado dos mil años desde que los romanos instauraran esos espectáculos y aun hoy se siguen dando eventos como esos, hoy no hay gladiadores enfrentándose a leones o tigres de bengala, pero hay hombres que siguen enfrentándose a un animal. No son gladiadores, hoy se les dice toreros y ya no son tigres o leones, hoy son toros de casta, quienes son asesinados para deleite del público; hoy no hay emperadores viendo el espectáculo, en cambio hay presidentes, escritores, empresarios deleitándose al igual que los romanos de hace veintiún siglos atrás. Y es que han pasado tantos años y parece que el humano sigue siendo tan primitivo, tan poco evolucionado.
Fuente: Huancayo Antitaurino

La religión nos dice que el hombre es creación de Dios, la ciencia nos dice que el nombre científico del humano es Homo sapiens, un homínido sumamente evolucionado pero que al fin y al cabo es un animal como cualquier otro de nuestro planeta. Se dice que a diferencia de los animales, los humanos no nos basamos por el instinto sino por la inteligencia, y eso nos hace muy diferentes a los animales, muy superiores. Sin embargo, con ciertas actitudes echamos a tierra esa afirmación y confirmamos lo que en el fondo somos: animales. Para ser seres tan evolucionados, actuamos muchas veces peor que los animales.

No conozco animal alguno cuya madre sea capaz de matar a sus crías sin una razón justificable. Sin embargo hay mujeres que matan a sus hijos sin razón aparente.

En el reino animal las madres no se alejan de sus hijos, los cuidan y protegen. Muchas mujeres abandonan a sus hijos, no se hacen responsables por ellos, los tienen desatendidos, los dan en adopción.

Los animales solo matan a otro animal por necesidad, para alimentarse. Los humanos matan a los animales por placer, por diversión, por deporte, hasta dicen que por arte (¿el arte de la tauromaquia?).

Dicen que el humano tiene emociones y sentimientos, pero muchos son indolentes ante el sufrimiento de un animal, es más, algunos gozan y se deleitan viendo morir cruelmente a los toros de lidia y los gallos de pelea.

Hacemos con los animales lo que nos place: los encerramos en jaulas como prisioneros y los exhibimos en zoológicos, los adiestramos a punta de látigos para lucirlos en circos, los vendemos, obtenemos marfil a costa de tantos elefantes muertos, destruimos su hábitat, contaminamos su entorno, los atropellamos. Han pasado dos mil años desde que los romanos utilizaran animales para su espectáculo y parece que hoy nada hubiese cambiado, pasaron otros dos mil ¿la cosa seguirá igual? ¿O es que ya no habrá animales?

Aun así hay personas quienes valoramos a los animales, quienes aprendemos de ellos y los respetamos, porque ellos también nos dan lecciones, nos enseñan. Como aquellos jóvenes entusiastas de Huancayo que salen a las calles recolectando firmas para la abolición de las corridas de toros, como aquellos hombres con abrigos verdes y sombreros arrugados del Parque Nacional de Nairobi en Kenia que cuidan y ayudan a desarrollarse a los pequeños elefantes huérfanos, o mujeres como Jane Goodall que lleva 50 años de su vida dedicada al estudio de los chimpancés.
Foto: Baron Hugo van Lawick. National Geographic

Los animales también nos dan lecciones, como la de Christian el león, como la del hipopótamo tratando de salvar a un impala de las fauces de un cocodrilo, o la lección de un cazador como el leopardo que duerme al lado de la cría de un babuino.

En fin, si hoy no valoramos a nuestros compañeros en esta Tierra, pues dentro de poco nos quedaremos solos, lamentándonos de haber perdidos, como cuando extinguimos en 1936 al tigre de Tasmania o tilacino, un animal que se creía era el causante de la muerte del ganado pero que hoy se ha demostrado que era falso esa afirmación.
Foto: Michael Nichols. National Geographic

¿Qué hacer entonces? Pues educar a nuestros hijos, educarnos, respetar a estos seres que como nosotros tienen sentimientos, tienen inteligencia, sienten dolor, que sufren y esperan que algún día el hombre por fin les tienda la mano y comprenda que el padre celestial quiso que hombres, animales y plantas convivan en este maravilloso planeta.

Lecturas y videos recomendados
Comercio asiático de fauna
Jane, 50 años en Gombe

domingo, 11 de septiembre de 2011

A DIEZ AÑOS DEL 11S

Once de Setiembre de 2001, nueve de la mañana. Estoy acostado en mi cama pero despierto, no recuerdo bien quien vino a visitar a mamá ese rato pero cuando tocó la puerta me desperté, creo que fue la vecina. Ellas conversan mientras en la radio que en ese momento sintonizaba RPP, escucho a Chema Salcedo hablar acerca de un avión que acaba de estrellarse contra uno de las torres gemelas. Entonces cuando la vecina se retira, bajo de mi cama y prendo el televisor.

Todos los canales informan de lo mismo, era la única noticia que importaba: un avión se había estrellado. Con mamá veíamos la noticia cuando se muestra una imagen del avión estrellándose contra el edificio, pero no era una repetición de lo que había sucedido, sino que precisamente en ese instante, en ese momento, en vivo y en directo, la televisión mostraba cómo otro avión se estrellaba esta vez en la otra torre. Ya no era un accidente aéreo, era un atentado a la mayor potencia mundial y en su propio territorio, durante el día, como para que todo el mundo pudiera ver este episodio y quedara grabado para siempre en nuestras memorias. En una fecha cuyos dígitos precisamente representan a ambas torres.

Pasado los minutos se informaba que otro avión se estrellaba contra el pentágono, estábamos frente a una gran producción cinematográfica, una película de acción como ninguna otra, con el ejército desplegando sus aviones caza, con el presidente declarando el estado de emergencia en todo Estados Unidos y declarando alerta máxima en todo el mundo occidental, con la suspensión de todos los vuelos, algo que jamás había sucedido. Lamentablemente no era una película de ficción, era la vida real, estaba sucediendo aquello, miles de personas estaban muriendo, otras miles heridas, todos aterrados y sin saber por qué estaba sucediendo todo ese horror. Al otro lado del mundo, en países islámicos se veía como algunos niños, jóvenes y adultos celebraban los atentados perpetrados a su mayor enemigo: Estados Unidos.

Esa mañana vimos el sufrimiento de mucha gente; el dolor de los familiares; el sacrificio del cuerpo de bomberos, socorristas y policías; la alegría de algunos musulmanes; pero sobre todo observamos cómo la mayor potencia del mundo sufría el peor atentado que pueda haberse imaginado. Algo que no lo previeron ¿o sí?


Mientras pasaba las horas, Estados Unidos daba con los autores de este atentado y empezó la persecución de los autores y el inicio de la guerra en Afganistán para dar con la organización Al Qaeda, liderada por Osama Bin Laden. Luego se tejieron varias teorías sobre los ataques y también conspiraciones: como que las torres gemelas se cayeron porque hubieron detonaciones controladas, que el objeto que se estrelló en el pentágono no fue un avión sino un misil lanzado a propósito, o que la CIA conocía los planes y que todo fue un plan para sembrar el terror en Estados Unidos, aumentar su presupuesto en defensa e invadir Irak y obtener el oro negro.


Hoy, diez años después, todos recordamos aquellas imágenes de gente aventándose hacia el vacío, a bomberos socorriendo a los heridos, a personas llorando de indignación, a otros que estaban totalmente cubiertos de polvo después que las torres se desplomaran, pero quedan preguntas que responder: ¿Estados Unidos aprendió la lección si es que había alguna? ¿Ocurrirá un evento similar en los próximos años? ¿Con la muerte de Bin Laden se acabó todo? ¿El mundo podrá seguir cobijando en el mismo planeta a musulmanes y occidentales sin que haya guerras de por medio? Son preguntas que seguirán rondando. Pero algo es claro: cada 11 de setiembre, los que presenciamos por televisión y los que lo vivieron en carne propia jamás olvidaremos aquellos eventos que quedarán grabados por siempre.

sábado, 20 de agosto de 2011

LA ETERNA CRISIS DEL CUERNO DE ÁFRICA

Fuente: misstila.com
La fotografía de este post es el fiel reflejo de la enorme crisis que atraviesa este territorio africano. No hay, según mi opinión, un pueblo tan azotado por el hambre, la escasez de tierras, la pobreza, con un gobierno tambaleante, con rebeldes islámicos y con una capital tan derruida, como en Somalia. Y ahora afronta la peor crisis alimentaria de los últimos 60 años; los niños de la fotografía son el reflejo de ello. Somalia es una tierra de nadie, y al parecer nadie puede hacer nada por ella.

La crisis alimentaria que está azotando el cuerno de África (conformado por países tan pobres como Somalia, Kenya, Etiopía, Eritrea, Djibouti) es resultado de una sequía extrema que viene afectando el África oriental. Doce millones de personas (poco menos de la mitad de la población peruana) se ven amenazados de morir de hambre o producto de enfermedades. También países como Sudán, Sudán del Sur y Uganda están siendo afectados por la crisis. Las Naciones Unidas declaro el 20 de julio la hambruna en dos regiones del sur de Somalia, el país más afectado. Algunos mencionan que antes de que la ONU declarara la hambruna en Somalia, ya habían muerto unas diez mil personas. El 03 de agosto se continuó declarando a más regiones del sur de Somalia en hambruna.

Pero no es la primera crisis alimentaria que enfrente esta zona de África. En 1984, murieron un millón de personas en Etiopía debido a la hambruna.

En esta región de África no ha llovido en un año (Kenya y Etiopía) y en el caso de Somalia su pueblo no ve llover hace más de dos años, esto ha provocado pérdidas en la ganadería y en las cosechas. Para colmo, la crisis en Somalia se ve agravada por la actividad del grupo Al-Shabbab, una milicia extremista islámica. El cambio climático y el radicalismo islámico han agravado la crisis en uno de los países más pobres y peligrosos del mundo.

¿Y la ayuda humanitaria? Una severa falta de financiación de la ayuda internacional, junto con problemas de seguridad en la región, han obstaculizado la respuesta humanitaria. Además agravada por la crisis económica de Estados Unidos que podría hacer tambalear a las economías de todo el mundo.

La comunidad internacional ha demorado en prestar atención a las advertencias tempranas sobre esta crisis. Suzanne Dvorak, jefa ejecutiva de Save the Children, escribió: "Políticos y las autoridades en los países ricos son escépticos acerca de tomar medidas preventivas porque piensan que las agencias de ayuda están inflando el problema. [...] Estos niños se están desgastando en un desastre que nosotros podemos - y debemos - prevenir". Después de que la hambruna fuese declarada, Oxfam culpó a los gobiernos de Europa de “negligencia internacional”. “Los signos de advertencia se han visto por meses, y el mundo ha actuado demasiado lento” manifestó en un comunicado.

Si esta hambruna no se controla se extenderá a todo el cuerno de África, una situación extrema a la que no se debería llegar. Mientras tanto la desnutrición infantil, el alto costo de los alimentos para una población pobre y la carencia de servicios básicos siguen matando a más personas, sobre todo a los más indefensos, a los niños.

Los que pueden huyen de la zona de crisis, alrededor de 800 mil hasta la fecha, saturando los campos de refugiados. Los que llegan a estos campos dejan tras de sí una estela de muerte. Las mujeres son abusadas sexualmente en estos campos de refugiados y el VIH pulula entre ellos así como el sarampión, la escasez de agua es otro de los muchos problemas que afrontan los refugiados.

Y mientras la comunidad internacional hace los esfuerzos por reunir 2.5 mil millones de dólares para manejar la crisis, y mientras los grupos de ayuda humanitaria negocian con los radicales de Al-Shabbab para que los dejen ingresar a las zonas bajo su control en ayuda de los afectados, a cada hora, a cada minuto, miles de niños como los de la fotografía –delgadísimos, cansados, desnudos– alzan los brazos pidiendo ayuda, los que no lo hacen es porque sucumbieron a la crisis y ahora están en los brazos del creador.

miércoles, 13 de julio de 2011

La realidad a través de una fotografía

Foto: William Albert Allard


Corría el año de 1981, era un día soleado en las serranías de Puno. Eduardo Ramos, pequeño pastor de 7 u 8 años, sale a pastar sus ovejas como todos los días. Viste un pantalón gris remendado, una chompita roja y sobre ella otra chompa verde con un parche blanco en el codo derecho. Una manta blanca, que ya no es blanca debido al polvo es amarrada a su espalda, y su gorro azul cubre su cabello y lo alivia del inclemente frío de la sierra.


Cada día, cientos de niños como Eduardo salen muy de madrugada a ayudar a sus padres en el campo, a pastar a sus animales, a sembrar, a cosechar, a caminar kilómetros y kilómetros. Acaso ¿no deberían estar estudiando? Y es que la vida en el campo es así: la pobreza lleva a que hasta los pequeños ayuden a sus padres para llevar un pan a la casa.


Para ellos todo lo que tienen vale oro: sus chacras, sus viviendas, sus pocos enseres que pudieran tener, sus animales; perder algo de esto puede resultar irreemplazable y volverlo a obtener significa un enorme sacrificio que muchas veces no se consigue, el dinero es lo que más escasea en el campo.


Eduardo -inocente como todo niño- va pastando a sus ovejas, pensando quien sabe qué: quizás en el colegio, en jugar con sus amigos, en cómo será vivir en una ciudad, en que tan grande es el mundo. Mientras cruza una carretera con sus animales, la tragedia lo sorprende: un auto que iba a velocidad atropella a seis de sus ovejas y sin importarle nada, el chofer se da a la fuga.


Imaginen la desesperación, la impotencia, la tristeza de aquél pequeño al ver morir a la fuente de ingresos de su familia; no es sólo una oveja, son seis. ¿Qué me dirá papá? Me va a pegar. Eso habrá cruzado por su cabeza.


Sin consuelo, Eduardo se pone a llorar desesperadamente, es en ese instante cuando voltea y una persona que no es del lugar le toma una fotografía memorable.


Esta fotografía fue tomada por William Albert Allard, fotógrafo de National Geographic, la cual fue incluida en el artículo The Two Souls of Peru, publicada en la edición de marzo de 1982. El impacto de la foto fue tal, que de forma extraordinaria y espontánea empezaron a llegar donaciones de varias personas a la sede de la Sociedad National Geographic, hasta un total de 7000 dólares para que el pobre niño, tan bien retratado por Allard, pudiera comprar más ovejas. El propio fotógrafo en una entrevista declaró:


“Sé que mis fotografías han entretenido a la gente a lo largo de los años. Pero ésta ayudó realmente a alguien, y eso me marcó. Como fotógrafos, siempre estamos tomando fotos. Con ésta tuve la oportunidad de devolver”


Las fotografías dicen más que las palabras y esta foto nos muestra la realidad de muchos niños en nuestro país, niños que como Eduardo trabajan desde pequeños ayudando al hogar, dejando de lado quizás los estudios para apoyar en lo que verdaderamente importa: sobrevivir en un lugar donde el Estado difícilmente llega; donde la muerte ronda a causa del frío, la desnutrición y las enfermedades.


Lo que menos importa en este caso es si los miles de dólares en donaciones anónimas llegaron al niño o no, sino conocer la situación tan extrema que viven nuestros hermanos campesinos, todo gracias a que un fotógrafo estuvo allí en aquel momento y supo captar las lágrimas de aquel pequeño, que hoy -sólo Dios sabrá- cuál fue su destino.

domingo, 8 de mayo de 2011

REGRESO A CASA

Foto: Eliot Ríos.
Imagine que acaba de conseguir la colección completa del libro que siempre a querido tener, con entusiasmo empieza a leerlo muy complacidamente. De repente, recibe la visita de un amigo quien también siente admiración por esa colección, le pide prestado una parte de la colección y usted, muy gentilmente le presta, dándole un plazo para que le devuelva. Al cabo de ese plazo su amigo no le devuelve parte de la colección y le pide que le siga prestando porque aún no ha acabado de leerlo, y así sigue y sigue quedándose con la colección que usted ni siquiera empezó a leerlo. ¿Cómo se sentiría? Frustrado, engañado, deseando poder recuperar esa colección.

De la misma forma el Perú se sintió estafado, engañado, por un grupo de investigadores que vinieron a nuestra sierra a investigar, cierto, pero también a llevarse parte de nuestra historia, todo gracias a la buena disposición del gobierno peruano de ese entonces; sin embargo, parece que después de 100 años este episodio tendrá un buen final.

¿Pero como sucedió todo esto? Pues es una historia que empezó hace 100 años, por ello es que este año se rememora el descubrimiento de Machu Picchu para el mundo, ojo, el descubrimiento científico de Machu Picchu ah, porque este lugar era conocido desde mucho antes.

Hiram Bingham, profesor de historia latinoamericana en la Universidad de Yale dirigió las expediciones al Perú en 1911, 1912 y de 1914 a 1915. La primera expedición fue auspiciada por la Universidad de Yale y por la Eastman Kodak Company que contribuyó con el equipo fotográfico. La segunda expedición fue auspiciada por la National Geographic Society (NGS).

En una carta del 2 de marzo de 1912, el presidente de EE.UU. ,Howard Taft, instruye a su representante diplomático en Lima, para que brinde todo el apoyo apropiado para que el gobierno peruano autorice la segunda expedición del señor Bingham.

A fines de 1912 Bingham realiza su segunda expedición. Mediante Resolución N° 1529 del 31 de octubre, el gobierno autoriza a Bingham para que continúe practicando las exploraciones y excavaciones en Cusco durante un mes. Esa resolución manifestaba también que el gobierno se reservaba el derecho que la Universidad de Yale y la National Geographic Society restituyan todas las piezas únicas, así como los duplicados de las mismas que puedan o haya sido extraídos. Además debían entregar copia de todos los estudios e informes relativos a las expediciones.

En la tercera expedición, el gobierno peruano otorga mediante Resolución N° 31 del 27 de enero de 1916, permiso para exportar “temporalmente” 74 cajas con artefactos arqueológicos extraídos por Bingham entre 1914 y 1915. El deseo de la Universidad de Yale de poder llevarse las piezas para su investigación había sido resuelto. El documento mencionaba que esas piezas debían restituirse dentro de 18 meses.

El 22 de noviembre de 1918, el Ministro de Perú en EE.UU., Manuel Freyre y Santander, solicita formalmente al Director de la NGS el retorno del material exportado, pero obtuvo como la prórroga de la entrega debido a que Hiram Bingham estaba prestando servicios en la primera guerra mundial. Aseguraba que en cuanto retome y concluya sus estudios las piezas serían devueltas.

El 26 de octubre de 1920, el Cónsul General del Perú, Eduardo Higginson, solicita a la NGS el retorno de los objetos, esta vez aducen que Bingham estaba enfermo y que requería un nuevo plazo hasta el 1 de enero de 1922. El Perú, actuando de buena fe, le otorga la extensión y en 1921 son devueltas 47 de las 74 cajas exportadas. Desde ese entonces, las demás cajas no fueron devueltas, hasta ahora.

En el 2002, el Perú entabla una demanda a la Universidad de Yale para que devuelvan los bienes que forman parte del patrimonio cultural de la Nación. En respuesta, la NGS emite una carta el 14 de octubre de 2005 donde mencionan que:

“Es la posición de la National Geographic Society que todas las piezas son de propiedad del Perú y deberán ser devueltas cuando el Perú así lo solicite”.

El gobierno peruano presenta el 5 de diciembre de 2008 una demanda ante el Tribunal del distrito de Columbia y en julio de 2009el caso es transferido a la Corte Federal del Estado de Connecticut. Finalmente, el 2 de noviembre, el presidente alan garcía solicita a su homólogo Barack Obama su intervención y ayuda para obtener de la Universidad de Yale la devolución de los bienes de Machu Picchu.

Ante tanta presión, el 23 de noviembre de 2010 se firma un Memorándum de Entendimiento donde se establece el devolver todos los bienes del patrimonio que fueron extraídos, este plazo es hasta el 31 de diciembre de 2012. Es así que parte de estos bienes arribaron el 29 de marzo de 2011 y su exhibición en Palacio de Gobierno fue todo un éxito. Ahora las piezas están en Cusco, de donde no debieron salir.

Pero aun queda parte de las piezas, habrá que esperar hasta el 31 de diciembre del próximo año si la Universidad de Yale cumple su palabra. Esperamos todos los peruanos que así sea.