Fotografía: Eliot Ríos
La tarde del primer día de este año 2012 lo pase recorriendo las calles de mi querido Cerro de Pasco, esas calles añejas, esas calles recién asfaltadas, calles que transmiten muchos sentimientos. Un domingo es un día muy tranquilo en mi ciudad y si es un inicio de año mucho más. Es así que recorriendo el barrio de Machu Picchu, en San Juan Pampa, uno se topa posiblemente con la mejor infraestructura moderna de toda la ciudad, un lugar que transmite tranquilidad, paz, sosiego, me refiero a la Estaca de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Como toda iglesia de esta religión, guarda esa armonía, esa arquitectura que tiene mucha representación simbólica. Es así que me pregunté como llegaron los primeros “mormones” al Perú y la historia nuevamente es interesante y tiene mucho que ver con nuestra riqueza minera.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días fue fundada por José Smith en 1830, fue el quinto hijo de los nueve que tuvo el matrimonio Joseph Smith y Lucy Mark. De familia humilde y campesina, José luchó durante su juventud por crear los cimientos de esta nueva fe, estableciendo la iglesia originalmente en el Condado de Jackson en Missouri.
Con el transcurrir de los años la iglesia fue creciendo y llegando a ser reconocida por el gobierno de los Estados Unidos, el templo se encuentra en Salt Lake City, en Utah; es el centro religioso y espiritual, similar al Vaticano para los católicos. En el estado de Utah se encuentra también el Coro del Tabernáculo, uno de los grupos corales más famosos y reconocidos de Estados Unidos y del mundo, que está compuesto por alrededor de 360 miembros; lo más impresionante del Tabernáculo es el órgano que cuenta con 11 623 tubos.
Coro del Tabernáculo de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, con su impresionante órgano.
También en Utah funciona la Universidad Brigham Young entre otras instituciones patrocinadas por la iglesia.
Luego de su consolidación en Estados Unidos, la iglesia amplia sus horizontes hacia América Latina. las primeras referencias que tenemos sobre los mormones en el Perú se encuentran en los informes que envía Parley Pratt a Brigham Young en 1852, donde menciona las pocas posibilidades de continuar una misión en nuestro país debido principalmente a la falta de dinero y material de lectura, además de las dificultades con el idioma. Sin embargo en 1900 tuvieron mayor éxito y aquí entra a tallar nuestra ciudad, su riqueza minera y un hombre: Alfred W. McCune.
Alfred William McCune, nace en Fort William, Calcuta el 11 de junio de 1849. Su padre era miembro del ejército británico, llegando a Londres en 1835 donde conoce a Sara Scott con quien se casa. Alfred tuvo 6 hermanos varones y 2 hermanas. Inicialmente la familia era miembro de la iglesia cristiana Plymouth Brethren, sin embargo en 1851, dos marineros miembros de la iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días conocen a la familia McCune y es así que ellos se unen a esta iglesia.
Retrato de Alfred William McCune
Después de renunciar al ejército británico, el padre de Alfred y toda su familia se mudan a New York, luego viajan a Chicago, asentándose finalmente en Nefi, Utah en 1858. Alfred sirve de misionero de la iglesia durante su juventud y luego trabaja en el Ferrocarril Union Pacific y desde entonces emerge como una figura reconocida de las empresas madereras que suministraban este material para la industria ferroviaria y minera.
McCune se interesa por el negocio minero en 1890, adquiriendo algunas minas en la Columbia Británica y en el estado de Montana. Es así que en 1900 arriba a las costas de Perú, interesado por las minas de cobre y plata de la región Pasco. McCune visita Cerro de Pasco en la primavera de 1901 para evaluar el territorio minero. En 1902, junto a James Ben Ali Haggin conforman la Cerro de Pasco Investment Company. Ese mismo año, el Perú le otorga a McCune un contrato para construir el ferrocarril Huacho – Cerro de Pasco.
McCune y su familia se mudan a Perú en 1902 y seis años después el gobierno peruano le otorga un contrato para la construcción del ferrocarril de Cerro de Pasco. Es así que Alfred McCune surge como un prominente empresario ferroviario y minero, llevando a su empresa, la Cerro de Pasco Investment Company a adquirir mayor participación en las minas del Cerro de Pasco, así como del ferrocarril de La Oroya, además de invertir en las minas de cobre de Morococha y también en las minas de Casapalca. Hacia 1916, la compañía tenía invertido $ 30 millones en la minería del cobre en el Perú, la inversión más grande de cobre en América del Sur y posiblemente la más grande del mundo fuera de Estados Unidos en aquella época.
La Compañía, poco a poco fue adquiriendo las concesiones de los mineros locales. La fuerte inversión realizada se tradujo en la adquisición de maquinaria pesada nueva y moderna para la extracción del mineral, estableciendo un “complejo industrial ultramoderno”; se construyeron campamentos mineros y una zona residencial para los profesionales (Bellavista). La compañía de McCune también invirtió en el desarrollo de una fundición, dando origen a la fundición y la ciudad de La Oroya.
En 1915 la Compañía pasa a denominarse Cerro de Pasco Copper Corporation, siendo el mayor inversionista en el Perú durante el siglo XX, hasta que fue nacionalizada en 1974 con el nombre de Centromin Perú, lo demás ya es historia conocida.
Durante su juventud y debido al rechazo de la iglesia en ese entonces, Alfred diría que no era mormón, hasta un historiador de la iglesia (BH Roberts) diría que McCune no era miembro. Sin embargo otro historiador, Orvin Malmquist, dice que los registros de la iglesia muestran que Alfred fue bautizado a la edad de ocho años en 1857 y que su matrimonio con Elizabeth Claridge en un templo mormón en 1872 no podía haber ocurrido sin su condición de miembro de la iglesia.
Al mudarse él, su familia y sus creencias religiosas al Perú, y juntamente con algunos empleados norteamericanos que trabajaban para su compañía, conforman la primera congregación mormona en Perú y claro está, en nuestra ciudad minera del Cerro de Pasco. Posteriormente se fueron integrando más miembros de las compañías mineras, expandiéndose de esta forma el número de miembros de la iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
En 1920, con la salud debilitada y con 71 años encima, Alfred y su esposa dona su mansión de Salt Lake City a la iglesia. Su compañera eterna, Elizabeth, fallece el 1 de agosto de 1924, su funeral es realizado en la Manzana del Templo y enterrada en la ciudad de Nefi. En noviembre de 1926, McCune viaja con algunos miembros de su familia a Europa y no volvería vivo a Estados Unidos, fallece en Cannes, Francia el 28 de marzo de 1927.
Mansión de la familia McCune, donada a la iglesia de los santos de los últimos días en 1920
Alfred William McCune, un gran empresario minero y ferroviario, miembro activo de la iglesia mormona, a quien quizás le debemos el boom industrial minero en Cerro de Pasco a inicios del siglo XX y el problema social que vivimos hoy, pionero en proclamar en Perú la palabra de Dios según las creencias de los santos de los últimos días, descansa al lado de su eterna compañera, en la ciudad de Nefi, aquella ciudad cuyo nombre evoca al profeta que escribió esas planchas y cuyo texto es la base de la doctrina de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Referencias
- Rumbo al Bicentenario. Blog de Juan Luis Orrego Penagos.