Esta semana estuve leyendo la Revista National Geographic del mes de marzo de 2009 en la cual se presenta el artículo El ahorro de energía comienza en el hogar y me quedé sorprendido por la forma como Peter Miller relataba su dieta energética. Sinceramente me pareció muy "insolente" la manera como describía su increíble consumo de energía en un hogar típico en Estados Unidos. Mencionaba que el mayor consumo de energía era el aire acondicionado de su hogar. "Estábamos tan acostumbrados a tener el aire acondicionado encendido todo el día que casi había olvidado que las ventanas se abrían" menciona Miller.
Su familia tiene dos autos, un Mazda Miata con el que Peter va a su trabajo y su esposa maneja un Honda CR-V. En comparación los Freedman, sus vecinos, tienen cuatro coches y todos los miembros de su familia asisten a alguna actividad cada día, por lo que siempre utilizan los vehículos. A ellos les resultó más difícil el disminuir su huella de carbono; y cómo no les iba a ser difícil si tienen tantos vehículos.
Pero eso no es todo, Miller menciona que un domingo sacó sus herramientas para cortar el césped de su jardín, entonces se dio cuenta que sus equipos eléctricos y mecánicos que tenía para podar le iba a costar muchas emisiones de CO2, por lo que decidió ir a comprar una podadora manual en su auto. Su "hazaña" hizo que recorriera varias tiendas y regresara a casa sin comprar nada después de recorrer 39 kilómetros en los que emitió más CO2 que si se hubiera dedicado a podar el césped con su podadora eléctrica. Fue una ridícula elección.
Y así el artículo, en vez de enfocar el ahorro de energía en el hogar, hizo que me enfocara en el absurdo consumo energético de los hogares estadounidenses. Con razón son el segundo emisor mundial de CO2, después de China.
Quizás intuyendo una serie de críticas de parte de los lectores de los países latinoamericanos quienes ni por asomo consumimos lo que los norteamericanos consumen en energía, el editor para América Latina de National Geographic, Omar López Vergara, escribió un artículo en la misma edición, más cercano a nuestra realidad latinoamericana: A dieta en tierra caliente. Creo que el artículo pretende acercarnos a nuestra realidad, en un país como México.
Su inicio tranquiliza: "Mi huella ecológica tendría que ser modesta" menciona. Él también se da cuenta que no cuenta con la cantidad de electrodomésticos como los de Miller, es más cercano a lo que la mayoría de latinoamericanos tenemos: computadora y sus periféricos, un pequeño refrigerador, equipo de sonido y TV. Pero aun así es crítico con sus emisiones de carbono, las cuales llegaban a 10.7 toneladas de CO2 anuales, además su calculadora de emisiones de carbono señalaba que para compensar sus emisiones debería de plantar cuanto antes 31 árboles.
La forma en que López Vergara describe su artículo es amena y nos incentiva a que, al igual que él, podamos hacer esa dieta energética para contribuir con la reducción de CO2 y prevenir el calentamiento global debido a estos gases de efecto invernadero.
De acuerdo al Departamento de Energía de Estados Unidos, éste país es el segundo más contaminante del mundo con 5 902 millones de toneladas de CO2 emitidas al año por quema de combustibles fósiles. América Latina contribuye con 972 millones de toneladas de CO2 al año, siendo los principales emisores México (435 millones), Brasil (377 millones), Argentina (162 millones) y Venezuela (152 millones).
Y, al igual que López Vergara cuando menciona que el reto número uno que enfrenta la humanidad es el cambio climático, me quedo con la frase del psicólogo estadounidense Albert Ellis: "El mejor momento para hacer algo importantes es inmediatamente".
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